Seleccionar la electroválvula correcta es crucial para garantizar la eficiencia y la seguridad de cualquier sistema de control de fluidos. No todas las electroválvulas funcionan igual: factores como el tipo de fluido, la presión de trabajo o el material de fabricación pueden marcar la diferencia entre un rendimiento óptimo y una avería prematura. En esta guía te mostramos los criterios técnicos que debes tener en cuenta antes de elegir.
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Índice
- Importancia de una buena elección
- Identificar el fluido a controlar
- Presión y caudal de trabajo
- Compatibilidad de materiales
- Tipo de accionamiento y control
- Condiciones ambientales

1. Importancia de una buena elección
Una electroválvula mal seleccionada puede provocar fugas, pérdidas de presión, fallos eléctricos o incluso la contaminación del fluido. Además, sustituir un modelo inadecuado supone costes adicionales y tiempos de inactividad en la producción. Por eso, una buena elección inicial no solo ahorra dinero, sino que alarga la vida útil del sistema.
2. Identificar el fluido a controlar
El primer paso es determinar el tipo de fluido que la electroválvula manejará:
- Agua y líquidos neutros: suelen requerir materiales como latón o acero inoxidable y sellos de EPDM o NBR.
- Aceites hidráulicos: necesitan alta resistencia a la presión y compatibilidad química con aceites minerales o sintéticos.
- Aire y gases comprimidos: requieren estanqueidad precisa y materiales ligeros.
- Vapor: exige materiales resistentes a altas temperaturas y sellos específicos como PTFE.
Si no se conoce la composición exacta del fluido, es recomendable consultar la hoja técnica del fabricante o proveedor.
3. Presión y caudal de trabajo
Cada electroválvula está diseñada para trabajar dentro de un rango de presión y caudal determinado.
- Baja presión: electroválvulas directas o asistidas, con orificios más pequeños.
- Alta presión: electroválvulas pilotadas, que aprovechan la presión del propio fluido para abrir o cerrar.
- Caudal elevado: orificios de mayor diámetro y materiales más robustos para evitar erosión interna.
4. Compatibilidad de materiales
El cuerpo de la electroválvula puede ser de latón, acero inoxidable o plásticos técnicos, y los sellos pueden variar entre NBR, EPDM, FKM o PTFE. Elegir materiales incompatibles con el fluido puede provocar corrosión, fugas o fallos prematuros.
5. Tipo de accionamiento y control
- Directas: el solenoide acciona directamente el obturador, ideales para bajas presiones.
- Pilotadas: utilizan la presión del fluido para facilitar la apertura, aptas para altas presiones y caudales.
- Normalmente cerradas (NC): bloquean el paso en reposo.
- Normalmente abiertas (NA): mantienen el paso libre en reposo.
6. Condiciones ambientales
Temperatura ambiente, humedad, polvo o atmósferas explosivas son factores que influyen en la elección. En entornos agresivos, es recomendable optar por electroválvulas con protecciones IP altas o certificaciones ATEX.
Preguntas técnicas frecuentes
No siempre. Aunque algunos modelos son polivalentes, lo más seguro es usar electroválvulas diseñadas específicamente para cada fluido y presión de trabajo.
Puede provocar fugas, desgaste acelerado o fallos en el cierre/apertura. Siempre hay que respetar las especificaciones del fabricante.
Depende de la presión y el caudal. Las directas funcionan bien en bajas presiones, mientras que las pilotadas son más eficientes en sistemas de alta presión.
Limpieza periódica de filtros, revisión de juntas y comprobación del solenoide y conexiones eléctricas.
En distribuidores especializados como Hidrafluid, que ofrecen electroválvulas con certificaciones para distintos entornos y fluidos.